Estás en lo mejor de la siesta (por poner un ejemplo) y suena el teléfono, haces como que no oyes; el timbre insiste, ¿será algo importante, urgente, de la familia, el trabajo?. Por fin aún adormilado contestas y es cuando llega la decepción y el enojo, otra “che” compañía tratando de vacunarte con algo…
Y si pudiéramos vengarnos…
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